domingo, 10 de octubre de 2010

Confesiones de un corazón confundido:

Ella tiene amigos, pero ya no sabe cuales son de verdad. Le mienten, la decepcionan, la olvidan, la abandonan, vuelven, la traicionan. La gente entra y sale y ella sigue igual, sin inmutarse, sin sentir nada, sin llorar. Hace tiempo que decidió que quería dejar de llorar, que sería fuerte, que no volvería a caer, pero no lo consigue, o al menos la mayor parte del tiempo lo logra. Eso de ser fuerte no es un pose, no pretende que los demaslo crean. Ella admite que puede ser muy debil, admite que a veces se esconde debajo de las frazadas de su cama, al borde del colapso. No desmiente que las películas la hacen llorar y que leyó pocos libros con los que no haya terminado sollozando. Lo acepta, pero no lo muestra. El resto lo sabe, pero no lo ve. Y si no se ve, todavía existe la posibilidad de que no sea real. Y es precisamente lo que ella quiere, la duda, laincertidumbre, porque todo en su vida es asi, real a medias. Sus amigos, sus anhelos, sis palabras, sus deseos, sus amores. Tiene un amor al que tacha de imposible, pero mientras, lo sigue soñando. Ella quiere gritarle lo mucho que lo quiere pero no se anima. Sabe que si lo hace, él la va a rechazar y ella lo pierde. Lo mira día tras día. Hablan, se juntan, ríen, pero no busca más porque no lo hay. Entiende que hacerlo sería una pérdida de tiempo y un malgasto de suspiros.

Comprende que así, solo logrará herir más su ya maltrecho corazón.

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